domingo, 15 de julio de 2012

Abrogar decreto del estadio Monterrey | Antonio Hernández


Hay dos circunstancias en torno a la construcción del estadio Monterrey en La Pastora que son importantes por su relación con una eventual detención de la obra. Una se refiere al decreto del Congreso de Nuevo León que otorga los terrenos para la construcción de la obra en la zona inmediata al área natural protegida (ANP) Nuevo Parque Ecológico La Pastora y el río La Silla. Un segundo tiene relación con la ya conocida inexistencia de consulta pública sobre el proyecto.

Son varias las causas por las cuales el decreto a favor de FEMSA perdería vigencia, todas irrealizables, menos una. Se describe en el texto de la declaratoria que autoriza el pillaje a favor de la trasnacional que el despojo de las 20 hectáreas para construir la nueva sede del club de fútbol Rayados queda sin validez, si se comprueba que como parte de la edificación se ocasiona daño ecológico a los ecosistemas o la biodiversidad de la zona.

Tan real como objetivamente se puede evidenciar al visitar la zona, donde se advierte que, cortesía de FEMSA, todo el rastro de verde que existía ahí desapareció permanentemente. Al tiempo en que se removieron los primeros árboles en la zona se perpetro el daño ambiental. El momento en que FEMSA requirió de la SEMARNAT la autorización de impacto ambiental para poder construir el estadio es porque el daño era inevitable, y verificable al tiempo vigente.

Seguramente el Congreso de Nuevo León, siempre tan independiente y al tanto del interés de la comunidad, no se ha enterado que la más importante de las excepciones que le añadió al decreto expoliador se ha cumplido. El escenario para que el decreto se abrogado y la empresa pierda la posesión de lo que nunca debió serle otorgado esta reinante.

El Congreso debe atender su papel de representante del interés de la comunidad. Si los panistas, como el impresentable Alfonso Robledo, aseguran que no tuvieron opción mas que votar a favor del despojo, a causa de su inferioridad numérica, ahora viene el tiempo auspicioso para la restitución. Ese partido ostenta la mayoría para la próxima legislatura, y desde ahora no puede alegar ignorancia sobre el asunto.

La permanencia del estadio esta por definirse. Son diversas las impugnaciones que la obra tiene y el plazo para terminar se acorta. Queda pendiente la definición de las consecuencias de no consultar a la comunidad para definir acuerdo sobre la construcción del proyecto en Guadalupe.

El incumplimiento de la condición de no afectar ambientalmente la zona de La Pastora a causa de la construcción del estadio, impuesta por el Congreso a FEMSA, es la última parte de la serie de faltas a las leyes mexicanas que ese empresa ha realizado. En este caso, lo que mal inicia no puede ser remediado. Una obra que en su comienzo ignoró las primeras autorizaciones que el gobierno mexicano define como indispensables e ineludibles, no puede sino continuar con su tendencia de atropellamiento e imposición. Solamente de esa manera pueden seguir adelante.


Toño Hernández
t608138@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario