lunes, 27 de diciembre de 2010

Si al estadio de Rayados, pero en otro lado | Antonio Hernández.

De lo sagrado a la perversión se ha pasado. De la asociación religiosa del juego pelota, en la embriaguez y fanatismo nos hemos estacionado. De la celebración del juego sagrado entre los Gemelos Divinos mayas con los Señores del Inframundo, nos hemos degradado al juego de pelota como excusa para la destrucción del bosque con agua, origen de la motivación para el negocio deshonroso.

El club de fútbol Monterrey, el gobierno de Nuevo León, el ayuntamiento de Guadalupe, los priistas en el Congreso y la empresa Femsa, han formado coalición para construir un estadio de fútbol en terrenos del bosque de la Pastora. Cemento, aglomeración, embriaguez alcohólica, deforestación, colonias desplazadas y tala ilegal es el costo para la felicidad de quienes acompañan al club Monterrey. Es lo que esa pandilla tiene asignado para el bosque de verde vivo y agua.

¿Por qué el club de fútbol Monterrey quiere cubrir la felicidad de 50,000 personas aficionadas a costa del patrimonio centenario de mujeres y hombres que son 100 veces más que aquellas? ¿Por qué quienes gobiernan olvidan su responsabilidad de cuidar el patrimonio de la población, y se lo entregan a empresarios que no representan el interés de la comunidad, agregando al agravio un regalo-robo de 500 millones? ¿Por qué el gobierno estatal distorsiona el interés público, dejando en la última de las prioridades el cuidado ambiental y auspiciando la depredación en acuerdo con empresarios?

No aceptemos el engaño ni la imposición. No requerimos de un estadio de fútbol para justificar la creación de un área natural protegida. Construirlo en el territorio del bosque, no es la justificación para mejorar las vialidades de la zona. La mejora de los parques en el área del Río La Silla se debe hacer, sin condicionar ese trabajo a la construcción del estadio. La justificación retorcida del estadio no es necesaria para la rehabilitación de las zonas degradadas del bosque.

El congreso y el gobierno estatal no pueden regalar el bosque de La Pastora a Femsa, por que esta prohibido. La Ley Ambiental de Nuevo León que regula el manejo de las áreas naturales protegidas estatales, no permite la construcción de infraestructura en La Pastora. El congreso ya fue cómplice de la depredación en la Sierra de la Silla, cuando aprobó en su ámbito el Arco Vial Sureste. El mismo camino para la destrucción oficial se esta trazando y el congreso no debe ser participe.

El bosque de La Pastora debe ser restaurado en sus partes que se encuentren afectadas, y así tener un ecosistema integral, del que sigamos disfrutando todos, voluntaria e involuntariamente. Remediación y no destrucción para originar un estadio es lo que se requiere en esos territorios.

Falsedad e hipocresía exhibe Femsa cuando por un lado firma convenios con la Comisión Nacional del Agua para reducir y reciclar toda el agua que utiliza para la producción de sus bebidas, y por otro promueve la construcción del estadio en La Pastora, en el bosque productor de agua y oxígeno, destinado a la reducción por la urbanización de su entorno, cortesía de esa empresa de bebidas y sus servidores oficiosos en el poder público.

¿Por qué Femsa y el gobierno estatal mantienen su empeño en construirlo en el bosque? Los alcaldes de Monterrey y Apodaca han manifestado disposición para tener el estadio en esos municipios. Debemos manifestar un si al estadio de los Rayados de Monterrey, pero no en el bosque de La Pastora. La Pastora es una pequeña isla de bosque y río en retroceso y habría que cuidarse. Debe permanecer en posesión de toda la población, y no para el disfrute de una minoría.

Antonio Hernández.
t608138@gmail.com

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