Planete89 Por Emilie Brouze | Estudiante de periodismo | 25/09/2011 | 12h10
En el bosque de La Pastora, en el norte de México, las retroexcavadoras han comenzado a tirar árboles. Es el principio de la masacre ecológica del último pulmón verde de Monterrey, denuncia un colectivo ciudadano local. En su lugar se erigirá un nuevo estadio de futbol, en el que la espuma de Heineken se desborará como un río: el constructor es la empresa de bebidas FEMSA que pertenece parcialmente al fabricante de cervezas.
Un parque natural cuyo presidente es el Director General de Femsa
En 2008, el distribuidor mexicano de bebidas, Femsa, anuncia la construcción de un gigantesco estadio. 55,000 butacas y 5,000 lugares de estacionamiento para el equipo de futbol local, los Rayados. Un equipo recompensado varias veces con campeonato en México, y propiedad de Femsa.
El grupo mexicano invierte pesado (2 mil millones de pesos, más o menos 110 milones de euros). Y negocia con la ciudad la construcción en un terreno público: el estadio regresará a manos del Estado... luego de sesenta años de explotación de Femsa.
Inmediatamente un colectivo ciudadano se instaura: “Sí al estadio, pero en otro lado” Porque el terreno en cuestión ocupa 26 hectáreas del bosque La Pastora, el último, en la plancha de concreto de Monterrey.
Desde entonces, el lugar fue declarado reserva natural. Pero sólo una parte, extrañamente, la zona de construcción del estadio no estaba considerada en el plan. Curiosamente también, el director general de Femsa (y vicepresidente de Heineken) José Antonio Fernández, es igualmente el presidente del parque natural.
Pérdida de la biodiversidad
Para el colectivo, la futura construcción es una aberración: amenaza la fauna y la flora del parque, especialmente de ciertas especies endémicas. Y para erigir las gradas, 12 hectáreas de árboles deberán desaparecer.
En un reporte publicado en abril de 2011, la ONG holandesa, SOMO, denuncia estos riesgos:
“Las consecuencias de la construcción serían una pérdida de la biodiversidad, la deterioración del suelo y de la calidad del agua en el bosque, con altos índices de contaminación”
Sin embargo, el 16 de septiembre, los trabajos comenzaron. Algunas semanas antes de la llegada de las retroexcavadoras, cientos de militantes del colectivo intentaron una vez más de “salvar” el bosque. En las pancartas de los manifestantes concentrados junto a los muros de Femsa, había preguntas:
- ¿Qué tal un estadio en Central Park?
- Femsa, ¿quieres que tu nombre sea igual a destrucción?
Heineken olvida precisar sus intereses comerciales
En su investigación, SOMO evidencia a Heineken. Ésta compró, en 2010, a la filial de cerveza de Femsa. Y por su parte, la sociedad mexicana se volvió el segundo accionario de la cervezera. En una entrevista para el periódico El Norte, el director general de Heineken en México había dado su apoyo para el proyecto del estadio.
Pero la multinacional (que muestra en sus principios, su preocupación por el medio ambiente), toma hoy sus distancias. John-Paul Shuirin, vocero de Heineken internacional, responde a Rue89:
“Nuestra sociedad no está involucrada en la construcción del estadio de los Rayados. [...] Nosotros no tenemos intereses, ni influencia en el proyecto.”
Es verdad que Heineken no es propietaria del proyecto, replica SOMO. Pero la ONG estima que la empresa podría detener esta construcción, en vista de los estrechos vínculos que tienen las dos sociedades. En cuanto a los “intereses”, la multinacional olvida precisar dos cosas:
- en el interior del estadio, los fans no podrán beber más que la cerveza Heineken;
- además, la marca de la cerveza es patrocinadora de los Rayados: los jugadores ya cambiaron los colores azules de su playera, por el de un verde botella.
El colectivo todavía cree posible la anulación del proyecto. Pero en el bosque de La Pastora, los árboles siguen cayendo.
Para leer también en la Rue89, y en Eco89:
Y en otras partes en la Web:
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